viernes, 14 de diciembre de 2012

Candy, la niña que veía brillar las estrellas muy cerca de si.


Este es el primer Inolvidable que dedico a un ser animado, la amiga Candy. Un personaje muy especial para quien escribe que tal vez traiga el recuerdo de muchos de vosotros. Para ello hay que remontarse hasta mediados de los 80, cuando TVE emitía los domingos por la tarde en la segunda cadena la serie Candy Candy. A pesar de pasar algo desapercibida ya que TVE no emitió en su totalidad, esto no impidió quedase un recuerdo imborrable en aquellos que la seguimos.

Cabecera de la serie Candy Candy.

Candy Candy es un cuento dramático que narra la historia de una niña huérfana de carácter alegre, valiente y gran corazón, capaz de sobreponerse ante cualquier adversidad, viviendo momentos de gran intensidad emotiva, al situarse en el umbral entre lo perdido y la ilusión por seguir adelante.
 
Kyoko Mizuki.

En realidad, el personaje de Candy es el reflejo personal de la que fue una de sus autoras Kyoko Mizuki, una conocida escritora japonesa de cuentos juveniles e historias románticas firmaba bajo el seudónimo de Keiko Nagita. Con veintiún años al quedarse huérfana de madre después de haber perdido a su padre con sólo doce años, trata de salir adelante a través de la escritura encontrando en el personaje e historias de Candy su mejor catarsis para el dolor.

Ymiko Igarashi.

Candy Candy apareció por primera vez en Japón como manga, publicándose en la revista Nakayoshi entre abril de 1975 y marzo de 1979. Un éxito que llevó a sus dos autoras, la escritora Kyoko Mizuki y la ilustradora Ymiko Igarashi, se les otorgara en 1977 el Kodansha Manga Award en la categoría de mejor manga shoujo por Candy Candy, pasando a adquirir un gran reconocimiento en su país como destacadas creadoras de dicho género.

Candy Candy en la revista mensual Nakayoshi (la imagen se corresponde al nº de mayo de 1976).

Shoujo en japonés significa chica joven, y sirve para definir a un tipo de cómic pensado principalmente para un público femenino, en cuyas historias predominan las aventuras, desavenencias y conflictos referentes a la vida en pareja, el enamoramiento, el amor, la amistad, a parte de contar con unas ilustraciones en las que destacan las flores, los destellos, los ojos grandes y las figuras estilizadas.
 

El mayor reconocimiento que consigue Candy Candy se produce una vez que es exportada a medio mundo, a cuenta de la adaptación de el manga se hizo para la televisión japonesa en 1976 por el estudio Toei Animation. La serie fue un éxito allí donde se emitió. En el caso de España, en un primer momento TVE no pudo emitirla en su totalidad, sólo cincuenta y dos capítulos de los ciento quince constaba la serie, años más tarde algunas cadenas autonómicas repusieron la serie en su totalidad. Además del manga y la serie televisiva hay que sumar dos películas de animación y la novela de Candy Candy formada por tres volúmenes en las que Mizuki reescribió la historia de Candy.

Candy Candy: la historia final, publicada por Mizuki en 2010, vino a completar el final abierto del anime y serie de televisión Candy Candy.

Un éxito que se vió acrecentado por la explotación indiscriminada de la imagen de Candy Candy hizo la ilustradora de sus historias, Ymiko Igarashi. Algunos llegaron a pensar que era la única autora de Candy Candy, hasta el punto que le ofrecieron una continuación y ella aceptó sin consultar a su otra autora Kyoko Mizuki, lo cual trajo un conflicto sobre los derechos de autor que derivó en un juicio del que salió ganando Mizuki frente a Igarashi.
  

La historia de Candy a diferencia de la mayoría de la animación nipona caracterizada por contarnos aventuras e historias fantásticas, se desarrolla en un contexto mucho más pegado a la realidad. Si bien, la ambientación en la serie constituye toda una evocación al romanticismo, a la nostalgia, a los más nobles y bellos sentimientos, llevando al telespectador a momentos de máxima emoción, alegría, tristeza y sufrimiento en cada uno de sus episodios.


Una serie, si por algo hay que destacar es por haber sabido transmitir enseñanzas importantes sobre la vida. Con Candy aprendimos que la vida no es un camino de rosas, que para alcanzar la felicidad requiere de ciertos sacrificios, no por ser bueno significa tener éxito, ante la adversidades mejor encarar con optimismo y alegría, y sobre todo nunca perder la ilusión por vivir, pues la felicidad se valora y disfruta mejor superando ciertas dificultades en su logro.


En la serie Candy Candy, tres son los lugares principales a destacar en la vida de nuestra protagonista Hogar de Pony, Nueva York y Londres. En el orfanato Hogar de Pony permanece durante los primeros años de su infancia bajo el cuidado de la hermana María y la señorita Pony y en compañía de su amiga Annie.

 Anthony.

Hasta que es adoptada por la familia Leagan que la lleva a vivir a Nueva York, allí tiene que soportar a los malvados Neil y Eliza que le hacen la vida imposible, también conoce a Stear y Archie, y al que fue su primer amor Anthony, el cual fallece al sufrir un accidente de caballo. 
 
  Terry.

En Londres, Candy recibirá su formación en el colegio San Pablo. Allí conoce al que será su otro gran amor Terry, un chico que aspiraba a actor. Pero su mala suerte en el amor prosigue cuando éste se acaba casando por compasión con Susana, una joven compañera de teatro que sufrió un accidente.

 El príncipe de la colina.

Sin olvidar el príncipe de la colina que aparece por primera vez en la colina Hogar de Pony como un chico misterioso del cual Candy queda prendada, y cuya personalidad permanecerá oculta a lo largo de la serie, desvelándose en un final abierto para desdicha de los que ansiaban el reencuentro entre Candy y Terry.

 Albert.

Tal vez, con ese final su autora ha querido significar que el amor más entregado y pasional no es el que nos da la felicidad, lo que realmente nos hace felices es cuando el amor se manifiesta con gratitud, cuidados, atenciones, y sobre todo nos acompaña en los momentos de mayor soledad y tristeza. Tal es así, incluso para la dulce Candy, a pesar de su empeño e ilusión por conseguir el amor deseado y la felicidad ansiada primero junto a Anthony y después con Terry. Su destino era otro, y sin darse cuenta este estuvo presente a lo largo de la serie personificado en su amigo Albert, aquel que aparecía por sorpresa en los momentos más tristes y difíciles para Candy, el que la protegía de los peligros le acechaban, el que se hizo pasar por su padre adoptivo como Tío abuelo Williams. En definitiva el verdadero príncipe de la colina por el que tanto suspiró y soñó Candy.

Sintonía final de la serie Candy Candy.

A mi amiga Candy, cuya flor llevo prendida para siempre en mi corazón.