viernes, 3 de abril de 2015

Josefina Molina, la otra mirada.


Josefina Molina tiene el honor de estar considerada como una de nuestras primeras realizadoras y directoras de cine en obtener en España el título oficial por la Escuela Oficial de Cinematografía. Lejos del beneplácito conlleva tal consideración, es una mujer enormemente discreta, entusiasta y perfeccionista, y que ha dado muestras más que evidentes  de lucha y compromiso por el cambio en cuanto al papel y protagonismo de la mujer en la sociedad, al incorporar a través de toda su obra, y por primera vez, una visión femenina frente al dominio absoluto de lo masculino que tanto imperó sobre todo en pleno franquismo.


Ha reconocido en más de una ocasión que no tiene muy claro su afición por el cine, que tal vez se deba a un cúmulo de circunstancias. Si bien, hubo un hecho que sí pudo ser determinante, y fue cuando vio la película El Río de Jean Renoir. Desde ese mismo momento supo que lo que realmente quería era contar historias con la imagen. Aunque en un principio estudió ciencias políticas, una vez que plantea a sus padres que también quería estudiar cinematografía, estos se quedaron sorprendidos ya que no contemplaban el cine como una profesión seria a la que podría dedicarse una mujer. Pero Josefina Molina había aprendido de su madre que si algo quieres tienes que luchar por ello y sin pensárselo dos veces decidió inscribirse en la Escuela Oficial de Cine de Madrid.

La  adaptación de la obra La Metamorfosis de Kafka, fue uno de los primeros trabajos que dirigió Josefina Molina para TVE.

Ante la dificultad de poder hacer cine por el hecho de ser mujer. Josefina Molina encontró en la televisión el reducto por el cual poder experimentar con mayor libertad, así como poder acercar la cultura a la gente. Sus inicios en TVE tuvieron lugar primero como ayudante de realización de Pilar Miró y Claudio Guerín, aunque pronto se abrió un hueco destacado como documentalista y realizadora de dramáticos en la entonces conocida como UHF, actual La 2, a través de espacios como Hora Once, Teatro de siempre, entre otros. Hasta convertirse en la principal realizadora de la segunda cadena de TVE durante los 70. A ella se debe la adaptación de destacadas obras como La metamorfosis, Casa de muñecas de o Hedda Gabler, por citar algunas.

Lola Herrera en la película Función de noche de Josefina Molina.

Ya en las postrimerías del franquismo debuta en el cine con la película Vera, un cuento cruel 1973, una adaptación del relato de Auguste Villiers de L’Isle-Adam, donde se nos narra la historia estremecedora de un noble viudo que ante la incapacidad de aceptar la muerte de su mujer reconstruye todo un mundo como si realmente todavía viviese, contó con la participación de Fernando Fernán Gómez, Julieta Serrano y Alfredo Mayo como protagonistas. Y a la que siguió un episodio La tilita, de la película Cuentos eróticos 1979 realizada por varios directores, teniendo en el sexo el tema principal de cada unos de los episodios la componían. Pero fue con la película Función de noche 1981, por la que Josefina Molina alcanzará su mejor nivel como cineasta, una película que cuenta la peripecia personal de una mujer contada frente a las cámaras por su protagonista real, Lola Herrera, que ha entrado en crisis al comprobar el paralelismo existente entre su vida y la de otra mujer de su misma edad, Carmen Sotillos, que creó Miguel Delibes, y a la que ella da vida cada día en los escenarios al representar la adaptación teatral de Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.

Concha Velasco y Fernando Fernán Gómez en la película Esquilache 1989.

De igual modo consigue gran reconocimiento con la película Esquilache 1989 basada en la obra Un soñador para un pueblo de Antonio Buero Vallejo, entre su reparto figuraron nombres de la talla de Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach, Amparo Rivelles o Concha Velasco, se hacía un repaso a una época como fue la de Carlos III de España y las reformas emprendidas por el entonces ministro de confianza el Marqués de Esquilache ocasionando el conocido motín popular al que dio nombre. Sus últimas dos películas Lo más natural 1990, un drama con Charo López y Miguel Bosé y La Lola se va a los puertos 1993 con la cantante Rocío Jurado y Paco Rabal, no consiguieron la repercusión y éxito de las anteriores. Cabe incluir también en su filmografía cuatro cortometrajes: La otra soledad 1966, Aquel humo gris 1967, Melodrama infernal 1967, y La rama seca 1972. En teatro, sobresalió con el montaje Cinco horas con Mario, monólogo representado durante décadas e interpretado en distintas etapas por Lola Herrera y Natalia Millán a partir de la obra homónima de Miguel Delibes. En 1990 dirigió Los últimos días de Emmanuel Kant, de Alfonso Sastre.


Ya, centrándonos en  la televisión, cabría señalar que en su condición de directora y realizadora le ha llevado a tocar todos los géneros posibles: el documental, las biografías, las grandes series, o el teatro (del cual ya hemos hablamos anteriormente). La primera gran serie que realizó para TVE es de 1977 y fue una adaptación de la obra El camino de Miguel Delibes, por la que recibió el premio a la mejor dirección en el Festival de Praga.

Josefina Molina y Concha Velasco durante el rodaje de Teresa de Jesús.

En 1984, dirige la serie Teresa de Jesús, con Concha Velasco como protagonista encarnando a la religiosa y escritora mística Teresa de Ávila proclamada Santa de la Iglesia, un personaje excepcional de nuestra historia y literatura que Concha asumió con gran responsabilidad hasta hacer de él, uno de sus papeles más importantes y brillantes de su carrera profesional. No sólo a nivel interpretativo también a nivel de dirección Teresa de Jesús constituyó todo un reto dada la complejidad de dicho personaje, siendo estudiado a lo largo de todo un año, previo a su rodaje, por Josefina Molina y Víctor García de la Concha, asesor y experto en la vida y obra de Teresa de Jesús, para convenir la estructura dramática de la serie que finalmente se desarrolló en base a los momentos vitales de Teresa de Jesús, a través de seis episodios: Vida, Camino de perfección, Desafío espiritual, Fundaciones y Visita de descalzas- que se corresponden con las obras literarias de Teresa de Jesús-. El último, Hija de la Iglesia, es la exclamación que pronunció al morir.


El proyecto de realizar una serie televisiva sobre santa Teresa de Jesús partió del entonces director del departamento de producciones asociadas de TVE Juan Manuel Martín de Blas, y que vino a sumarse a otras producciones como Los gozos y las sombras, Ramón y Cajal, La colmena, que formaron parte de un ambicioso proyecto de inversión cinematográfica llevada a  cabo por RTVE bajo mandato del entonces director general Fernando Castedo.

Toni Cantó y Nina Agustí principales protagonistas de la miniserie Entre naranjos.

En 1998, dirige uno de sus últimos trabajos para TVE la miniserie Entre naranjos, basada en la novela de Blasco Ibáñez del mismo nombre. Ambientada en el siglo XIX, y a lo largo de tres capítulos de hora y media, cuenta la historia de Rafael Brull (Toni Cantó), el único hijo de la familia más poderosa de Alcira (Valencia) y su esposa Leonora (Nina Agustí), una mujer libre y adelantada a su tiempo que ejerce como cantante de ópera, y en torno a los cuales se desarrolla toda una serie de pasiones y conflictos personales y políticos como si de un culebrón de lujo se tratase. Por la que recibió de la Academia de la Televisión el premio a la mejor dirección y realización.

Josefina Molina durante el rodaje de la miniserie Entre naranjos.

Desde la miniserie Entre naranjos, Josefina Molina no ha vuelto a ponerse detrás de una cámara, en gran medida motivado por el tipo de cine exigen los productores, mucho más ligero y mimético con el cine americano, y ante eso no estaba dispuesta a claudicar. Desde entonces se ha dedicado principalmente a la actividad literaria llegando a publicar tres novelas: Cuestión de azar, En el umbral de la hoguera y Los papeles de Bécquer.

Obra autobiográfica desde la que Josefina Molina reflexiona sobre su trayectoria y vivencias que le ha proporcionado su trabajo.

A ella se debe una nueva forma de narrar desde un planteamiento feminista que lucha por la libertad de iniciativa de la mujer, y que ha sabido reflejar con gran acierto, rigor y sensibilidad tanto en cine, teatro como televisión. Hasta convertirse en todo un referente a seguir por las sucesivas generaciones de directoras y realizadoras, merecimiento que la llevó a fundar en 2006 la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), de la cual es presidenta de honor, reuniendo a más de doscientas profesionales del sector audiovisual, cuyo fin primordial es fomentar la mayor participación de la mujer en dicho ámbito. Aparte de los numerosos premios y distinciones avalan toda su carrera, de entre las que cabría destacar: La Medalla de Oro de Mérito a las Bellas Artes, el Premio a Toda una Vida otorgado por la Academia de Televisión y el Goya de Honor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España.

Josefina Molina al recibir el Goya  de Honor de la Academia del Cine.