lunes, 10 de noviembre de 2014

La Tía de Frankenstein, una serie de terror atípica.


En los 80, cuando las tardes televisivas todavía estaban destinadas principalmente a un público infantil y juvenil, con programas y series de lo más imaginativo, sugerente y atrevido. Cabría destacar, la emisión de una serie de películas, cortos y miniseries del género fantástico en su mayoría procedentes de Centroeuropa, que a pesar de pasar algo desapercibidas, no impidió dejasen una huella imborrable al causar gran fascinación y entusiasmo en una parte considerable de la audiencia más joven de entonces, y que los años han llevado a convertir en espacios de culto.

Juraj Jakubisko

Es el caso de la miniserie La Tía de Frankenstein, una coproducción realizada entre varios países tales como Checoslovaquia, Austria, Alemania Oriental, Francia, Italia, Suecia y España, basada en la novela del mismo nombre de Allan Rune Peterson y dirigida por el cineasta eslovaco Juraj Jakubesko. Consta de tan sólo siete capítulos de cincuenta minutos de duración cada uno, y fue emitida por primera vez en España el 9 de noviembre de 1987 dentro del espacio juvenil La linterna mágica, los viernes a las seis y media a través de la primera cadena de TVE. Fue una de las producciones europeas más ambiciosas en las que participó TVE en aquellos años. Sobresalió por su excelente factura técnica. Tanto en lo que se refiere a efectos especiales, muy efectivos a pesar de no contar con los adelantos actuales. Como por su ambientación y escenografía al servir de inspiración un enclave idílico de Austria, como es el valle de Salzach y su castillo de Hohenwerfen, situado al sur de Salzburgo, que asemejaba a las montañas Cárpatos de Transilvania. Pero además destacó por su extraordinario elenco de actores, en su mayoría de diferentes nacionalidades como de países participantes en la miniserie. Cabría citar nombres como los de Viveca Lindfors, Gerhard Karzel, Barbara De Rossi, Eddie Constantine, Flavio Bucci, o Ferdy Mayne, entre otros. En el caso español, tuvo dos nombres destacados, el de Mercedes Sampietro en el personaje de Elisabeth (Dama Blanca) y Sancho Gracia en el de Juez.

El Castillo Hohenwerfen, situado en Austria. Se yergue por encima del pueblo Werfen, en el valle Salzach, a 40 km al sur de Salzburgo, cuya fortaleza sirvió de inspiración a la serie.

Una serie que supuso una reinvención de los mitos clásicos de terror hacia un sentido mucho más cómico y cercano a los cuentos de hadas, donde sus personajes de monstruos y fantasmas ya no causan miedo sino que resultan entrañables y más humanos que los propios seres humanos. Fue creada desde la perspectiva de un niño, que tiene su reflejo en la serie en el personaje de Max, un pequeño huérfano que vive en un circo, pero un día abandona cansado de los continuos maltratos que recibe, el destino le lleva a dar con una nueva familia, la de los monstruos y fantasmas del castillo de Frankenstein.


En el castillo de Frankenstein reside el Barón Henry Frankenstein un inventor alocado, nieto del Dr. Frankenstein, junto a una serie de personajes pintorescos como el conde Drácula, un casanova aunque torpe en su forma de seducir a las jóvenes doncellas al tratar de conseguir su sangre. La condesa Elisabeth, la Dama Blanca, bastante malhumorada al vivir presa de una maldición, tras recibir la condena de su padre por el amor que sentía por Igor, su mayordomo. Éste volvió a la vida después de ser ahorcado por el conde Theo, un ser etéreo que suele ocultarse en una armadura, pero también en uno de sus retratos, y al que se le iluminan los ojos cada vez que se manifiesta. También está Alois el fantasma del agua que habita en el lago y suelo moverse por las alcantarillas, tiene bastante trato con la tabernera del pueblo a la que lleva el pescado a cambio de bebida. El Barón Wolfskehl, bibliotecario y hombre lobo por las noches, a pesar de querer controlar sus transformaciones, estas se hacen inevitables. Y por último, está Sepp, el genio del fuego creado por Henry, es bastante independiente y bromista, capaz de provocar explosiones y llamaradas al transformarse en una bola. A todos ellos, Henry pretende sumar una nueva criatura que llamará Albert, al unir el cerebro de una eminencia con el cuerpo más robusto hallados. Lo que provocará el temor de los habitantes del pueblo más cercano, que encabezados por Sigfrid Schmied, un herrero obsesionado por la confección de bombas, deciden asaltar el castillo para impedirlo. Pero justo en el momento del asalto, Albert ya había cobrado vida y Henry huido a casa de su tía Hanna Frankenstein. Sin embargo, esta alarmada por los acontecimientos se adelanta a su llegada, y ataviada de puro en boca se planta en el castillo. Vista la situación, decide permanecer en el, tratando de buscar el apoyo de los monstruos y fantasmas lo habitan, con el fin de tratar de reconducir la vida de Henry y poder reconciliar con los habitantes del pueblo. Aquellos acceden ya que ven la oportunidad para salir de la condena de soledad en la que habitan, pues en su deseo está poder normalizar sus vidas entre los habitantes del pueblo, tras varios intentos frustrados por conseguir la amistad y compresión de aquellos. Pero la cosa se complica, cuando en Albert surgen sentimientos de amor hacia una joven del pueblo llamada Klara y estos son correspondidos, en contra del deseo de su madre la señora Karch la farmacéutica del pueblo, que por interés quiere casar con Hans el hijo del alcalde. Hasta que la tía Hanna Frankenstein visto el escaso éxito ha tenido con su sobrino Henry decide instituir como heredero a Albert.


Por último destacar su original banda sonora, compuesta por los hermanos Guido y Mauricio de Angelis, consiguieron dar a la perfección con el sentido cómico-tétrico de la propia serie.