En 1990, hace más de veinte años, en la televisión de nuestro país aparece por primera vez un programa dedicado a hablar de sexo de forma clara y directa. Sorprendentemente, para la época fue revolucionario. Hay que tener en cuenta que todavía existía una escasísima información y desconocimiento en temas sexuales entre la población, así como, había bastante pudor y recelo hablar abiertamente en público sobre sexo.
Aprovechando que el Gobierno de entonces estaba preparando una campaña de prevención del SIDA y conceptiva. Chicho Ibáñez Serrador entendió que la mejor forma para mejorar la educación sexual de los españoles, desde un medio como la televisión, era crear un programa donde se tratara de educar en temas sexuales, captando así una enorme audiencia, al tiempo que permitiría romper con una serie de tabúes aún imperaban en televisión a la hora de hablar de sexo.
Y decidió llamar a ese nuevo programa, claramente y sin titubeos, Hablemos de sexo. Realmente de eso trató, eso si, desde un planteamiento didáctico, serio y responsable. Y para ello, nada mejor que la cara visible fuese alguien desconocido entre el gran público y que mostrase ese carácter riguroso Chicho quiso imprimir al programa, dando plenamente con su rostro, Elena Ochoa, que encajó a la perfección.
Así, Elena en su debut ya nos adelantaba lo que sería el programa: en Hablemos de sexo...cuyo fin fundamental es la información sexual, porque somos de la opinión de que la información sexual no hace daño, lo que hace daño es la falta de información o la información deformada, no pretendemos dar doctrina moral ni se discutan las últimas técnicas y prácticas sexuales, lo único que pretendemos es definir lo que es saludable y no es saludable en una conducta sexual.
Y, no fue mas que el comienzo de un fulgurante éxito, convirtiéndola en un personaje muy popular, pasando a ser por el común de los telespectadores como 'la Doctora Ochoa'. Hablemos de sexo, a la vez de instructivo, resultó ameno y divertido, en parte, debido a sus protagonistas, en su mayoría gente anónima, que bien a pie de calle respondían a preguntas se planteaban desde el programa, o como público asistente en plató tenían la oportunidad de formular sus dudas sexuales a Elena Ochoa, que junto a las llamadas telefónicas daba paso la presentadora, atendía con toda la seriedad y amabilidad, a lo sumo podía esbozar una leve sonrisa ante las sorprendentes y surrealistas preguntas realiza el público, poniendo de manifiesto el gran desconocimiento de la población en cuanto a información sexual.
La novedad que en televisión se tocase de forma tan abierta y directa temas sexuales, el rigor con que estaba hecho el programa y su carácter participativo, contribuyeron sin duda al gran éxito de Hablemos de sexo. Se ha dicho, no sé si podría calificarse de leyenda urbana, que muchas de las llamadas se hacían y entraban durante el programa estaban preparadas, siendo creadas a propósito para que su presentadora pudiera lucirse e ilustrar sobre lo que debe ser una conducta sexual correcta.
A través del programa pudimos conocer mejor y familiarizarnos con diferentes términos y conceptos y olvidar ciertos prejuicios relacionados con el sexo. Y, sin tener que caer en lo escabroso y en el sensacionalismo, a pesar de haberse tratado por primera en televisión el sadomasoquismo, zoofilia, etc, con el testimonio de personas que lo practicaban, pero siempre mostrado desde la máxima dignidad y respeto a la intimidad de la persona. Nunca un programa de sexo en televisión ha sido llevado de forma tan elegante como Hablemos de sexo.
Después del éxito conseguido con Hablemos de sexo, con cuarenta y cinco programas emitidos durante un año. En 1995, Elena Ochoa se pone al frente de un nuevo espacio Luz Roja, también dirigido por Chicho Ibáñez Serrador. Un programa hecho a su medida, como especialista en psicopatología, abordando temas un tanto duros y llamativos de entre las diferentes patologías, adicciones, traumas de la conducta humana, que aparte de ser mostrados eran explicados y analizados. Fue en las primeras entregas del programa donde se trató aquellos comportamientos más extremos e impactantes. En lo sucesivo, se fue dulcificando, lo que llevó también a una pérdida de cierto interés por parte de la audiencia, no consiguiendo la repercusión de su antecesor Hablemos de sexo.
Elena Fernández Ferreiro López de Ochoa, popularmente conocida como 'la Doctora Ochoa'. Si bien, se hizo popular por hablar de sexo en televisión, como si de una experta en la materia se tratase, cuando realmente no era sexóloga sino psicóloga, habiendo desarrollado una amplia labor en el mundo de la investigación de enfermedades mentales. Su labor docente como profesora especialista en psicopatología la desarrolló a la par realizó su incursión en los medios de comunicación, televisión, prensa y radio.
Hasta que en 1996 da un giro radical a su vida y carrera, primero se casa con el arquitecto Norman Foster, pasando de una popularidad a una vida más silenciosa y centrada en su familia, y en lo profesional deja su vida académica por su incursión en el mundo editorial y artístico, fundando la editorial Ivory Press, especializada en libros de artistas dirigidos a museos y coleccionistas. Así como, su último proyecto la revista C Photo Magazine, dedicada a las últimas tendencias en fotografía.