Hubo un
tiempo en que la programación infantil era el gran baluarte de la creatividad
en televisión, multitud de espacios y programas de lo más diverso eran capaces
de despertar la curiosidad, imaginación y espíritu crítico de los más pequeños.
De aquellos programas sobresalieron algunos de los personajes que marcaron a
varias generaciones de telespectadores. Entre los que cabe destacar a una
mujer, algo mayor, de apariencia masculina, provista de unas lentes, corbata y
con voz grave, pero capaz de ganarse la amistad y complicidad de los más
pequeños nada más comenzar con su saludo habitual: ¡Hola chicos!, para a
continuación recitar algún poema de su creación. Me refiero, como no, a Gloria
Fuertes.
La popularidad que alcanzó Gloria Fuertes, sobre
todo a raíz de sus apariciones en televisión, recitando poemas y cuentos a los
más pequeños, le valió el calificativo de poeta de los niños, condición de la
que nunca renegó, como muestra, en su deseo siempre estuvo el poder acercar su obra sobre todo
a los más pequeños, aún a costa de dejar pasar más desapercibida su literatura
para adultos, más personal y comprometida, pues fue una de las poetas femeninas
de posguerra más destacadas, encuadrada en lo que algunos llamaron postismo,
aunque ella siempre se reivindicó a si misma como yoista o glorista. La
explicación a su gran implicación con los más pequeños tal vez haya que
encontrarla en su niñez, cuando se le negaba lo que más ansiaba y era poder dar
rienda suelta a su imaginación a través de la escritura. No tuvo más remedio que
llevar a cabo a escondidas de su familia, sobre todo de su madre, ya que el
deseo de esta era que aprendiese de modista. A lo cual, Gloria siempre se negó,
dado el espíritu libre que le caracterizó en su desafío constante ante
cualquier tipo de convencionalismo.
Aunque ese interés por las letras le viene de niña,
de no ser por la tragedia de la Guerra civil no hubiese escrito, como ella
misma reconoció. Así, con catorce años comienza a dar forma a sus primeros
versos, con quince ya los recitaba en la radio, y con diecisiete escribiría su
primer libro de poemas Isla Ignorada, aunque no vería la luz hasta 1950. Con
diecinueve comenzó a trabajar como oficinista y contable, y nada mas finalizar
la guerra participó en varias revistas infantiles, en las que publicó sus
primeros versos y cuentos, y alumbró las primeras historietas de una niña de
nueve años y un niño de seis, mas conocidos como Coleta y Pelines, alcanzando
gran éxito entre el público infantil. Ya en los 50 da comienzo a una de sus
etapas más prolíficas que le llevó a seguir publicando, a destacar su Antología
y poemas del suburbio 1954, sus colaboraciones y la creación de su propia
revista Arqueros. Sin embargo su obra literaria llegó a ser mas conocida y
estudiada fuera, sobre todo en Latinoamérica y EE.UU., que en España. Esta circunstancia
y aprovechando un beca que recibe la lleva en los 60 a EE.UU. para dar clases
de literatura en la Universidad Bucknell de Pennsylvania.
A su regreso en plena década de los 70, empieza a
realizar una serie de colaboraciones en programas infantiles de TVE como Un globo, dos globos, tres globos o La cometa blanca. En ambos, realizaba una
pequeña sección en la que trataba de llamar la atención de los más pequeños, en
su deseo de despertar su curiosidad e imaginación, a través de la lectura de
algún poema de su creación, construidos a través de rimas sencillas y juegos de
palabras fácilmente asimilables por aquellas mentes en ciernes, y
desde los que poder transmitir con humor el significado de temas universales
como el amor, la amistad, la solidaridad, la paz, la soledad, la muerte, la
injusticia, etc.
A partir de entonces la actividad de Gloria Fuertes fue
imparable lecturas, recitales, homenajes,
publicaciones, hasta que llegó un momento en que su presencia pública fue cada
vez menor hasta casi desaparecer por completo. En septiembre de 1998 se le
diagnostica un cáncer de pulmón que acabaría con su vida, nos queda su recuerdo y lo que es más importante toda su obra.