Josefina Molina tiene el honor de estar considerada como una de nuestras primeras realizadoras y directoras
de cine en obtener en España el título oficial por la Escuela
Oficial de Cinematografía. Lejos del beneplácito conlleva tal consideración, es una mujer enormemente discreta, entusiasta y perfeccionista, y que ha dado muestras más que evidentes de lucha y compromiso por el cambio en
cuanto al papel y protagonismo de la mujer en la sociedad, al incorporar a través de toda su obra, y por primera vez, una
visión femenina frente al dominio absoluto de lo masculino que tanto imperó sobre todo en pleno franquismo.
Ha reconocido en más de una ocasión que no tiene muy claro su afición por el cine, que tal vez se deba a un cúmulo de circunstancias. Si bien, hubo un
hecho que sí pudo ser determinante, y fue cuando vio la película El Río de Jean
Renoir. Desde ese mismo momento supo que lo que realmente quería era contar historias
con la imagen. Aunque en un principio estudió ciencias políticas, una vez que
plantea a sus padres que también quería estudiar cinematografía, estos se
quedaron sorprendidos ya que no contemplaban el cine como una profesión seria a
la que podría dedicarse una mujer. Pero Josefina Molina había aprendido de su
madre que si algo quieres tienes que luchar por ello y sin pensárselo dos veces
decidió inscribirse en la Escuela Oficial de Cine de Madrid.
La adaptación de la obra La Metamorfosis de Kafka, fue uno de los primeros trabajos que dirigió Josefina Molina para TVE.
Ante la
dificultad de poder hacer cine por el hecho de ser mujer. Josefina Molina
encontró en la televisión el reducto por el cual poder experimentar con mayor
libertad, así como poder acercar la cultura a la gente. Sus inicios en TVE
tuvieron lugar primero como ayudante de realización de Pilar Miró y Claudio
Guerín, aunque pronto se abrió un hueco destacado como documentalista y
realizadora de dramáticos en la entonces conocida como UHF, actual La 2, a
través de espacios como Hora Once, Teatro de siempre, entre otros. Hasta
convertirse en la principal realizadora de la segunda cadena de TVE durante los
70. A ella se debe la adaptación de destacadas obras como La metamorfosis, Casa
de muñecas de o Hedda Gabler, por citar algunas.
Lola Herrera en la película Función de noche de Josefina Molina.
Ya en las
postrimerías del franquismo debuta en el cine con la película Vera, un cuento
cruel 1973, una adaptación del relato de Auguste Villiers de L’Isle-Adam, donde
se nos narra la historia estremecedora de un noble viudo que ante la
incapacidad de aceptar la muerte de su mujer reconstruye todo un mundo como si
realmente todavía viviese, contó con la participación de Fernando Fernán Gómez,
Julieta Serrano y Alfredo Mayo como protagonistas. Y a la que siguió un
episodio La tilita, de la película Cuentos eróticos 1979 realizada por varios
directores, teniendo en el sexo el tema principal de cada unos de los episodios
la componían. Pero fue con la película Función de noche 1981, por la que
Josefina Molina alcanzará su mejor nivel como cineasta, una película que cuenta
la peripecia personal de una mujer contada frente a las cámaras por su
protagonista real, Lola Herrera, que ha entrado en crisis al comprobar el
paralelismo existente entre su vida y la de otra mujer de su misma edad, Carmen
Sotillos, que creó Miguel Delibes, y a la que ella da vida cada día en los
escenarios al representar la adaptación teatral de Cinco horas con Mario, de
Miguel Delibes.
Concha Velasco y Fernando Fernán Gómez en la película Esquilache 1989.
De igual
modo consigue gran reconocimiento con la película Esquilache 1989 basada en la
obra Un soñador para un pueblo de Antonio Buero Vallejo, entre su reparto
figuraron nombres de la talla de Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach,
Amparo Rivelles o Concha Velasco, se hacía un repaso a una época como fue la de
Carlos III de España y las reformas emprendidas por el entonces ministro de confianza el Marqués de Esquilache ocasionando el conocido motín popular al que dio nombre. Sus últimas dos películas Lo más natural
1990, un drama con Charo López y Miguel Bosé y La Lola se va a los puertos 1993
con la cantante Rocío Jurado y Paco Rabal, no consiguieron la repercusión y
éxito de las anteriores. Cabe incluir también en su filmografía cuatro
cortometrajes: La otra soledad 1966, Aquel humo gris 1967, Melodrama infernal
1967, y La rama seca 1972. En teatro, sobresalió con el montaje Cinco
horas con Mario, monólogo representado durante décadas e interpretado en
distintas etapas por Lola Herrera y Natalia Millán a partir de la obra homónima
de Miguel Delibes. En 1990 dirigió Los últimos días de Emmanuel Kant, de
Alfonso Sastre.
Ya,
centrándonos en la televisión, cabría
señalar que en su condición de directora y realizadora le ha llevado a tocar
todos los géneros posibles: el documental, las biografías, las
grandes series, o el teatro (del cual ya hemos hablamos anteriormente). La
primera gran serie que realizó para TVE es de 1977 y fue una adaptación de la
obra El camino de Miguel Delibes, por la que
recibió el premio a la mejor dirección en el Festival de Praga.
Josefina Molina y Concha Velasco durante el rodaje de Teresa de Jesús.
En 1984, dirige la serie Teresa de Jesús, con Concha Velasco como protagonista encarnando
a la religiosa y escritora mística Teresa de Ávila proclamada Santa de la
Iglesia, un personaje excepcional de nuestra historia y literatura que Concha asumió
con gran responsabilidad hasta hacer de él, uno de sus papeles más importantes y
brillantes de su carrera profesional. No sólo a nivel interpretativo también a
nivel de dirección Teresa de Jesús constituyó todo un reto dada la complejidad de dicho personaje, siendo estudiado a lo
largo de todo un año, previo a su rodaje, por Josefina Molina y Víctor García de la Concha, asesor y
experto en la vida y obra de Teresa de Jesús, para convenir la estructura
dramática de la serie que finalmente se desarrolló en base a los momentos
vitales de Teresa de Jesús, a través de seis episodios: Vida, Camino de
perfección, Desafío espiritual, Fundaciones y Visita de descalzas- que se corresponden con las obras literarias de Teresa de Jesús-. El último, Hija de la Iglesia, es la
exclamación que pronunció al morir.
El
proyecto de realizar una serie televisiva sobre santa Teresa de Jesús partió
del entonces director del departamento de producciones asociadas de TVE Juan
Manuel Martín de Blas, y que vino a sumarse a otras producciones como Los gozos
y las sombras, Ramón y Cajal, La colmena, que formaron parte de un ambicioso
proyecto de inversión cinematográfica llevada a
cabo por RTVE bajo mandato del entonces director general Fernando
Castedo.
Toni Cantó y Nina Agustí principales protagonistas de la miniserie Entre naranjos.
En 1998, dirige
uno de sus últimos trabajos para TVE la miniserie Entre naranjos, basada en la
novela de Blasco Ibáñez del mismo nombre. Ambientada en el siglo XIX, y a lo
largo de tres capítulos de hora y media, cuenta la historia de Rafael Brull
(Toni Cantó), el único hijo de la familia más poderosa de Alcira (Valencia) y
su esposa Leonora (Nina Agustí), una mujer libre y adelantada a su tiempo que ejerce
como cantante de ópera, y en torno a los cuales se desarrolla toda una serie de
pasiones y conflictos personales y políticos como si de un culebrón de lujo se
tratase. Por la que recibió de la Academia de la Televisión el premio a la
mejor dirección y realización.
Josefina Molina durante el rodaje de la miniserie Entre naranjos.
Desde la
miniserie Entre naranjos, Josefina Molina no ha vuelto a ponerse detrás de una
cámara, en gran medida motivado por el tipo de cine exigen los productores,
mucho más ligero y mimético con el cine americano, y ante eso no estaba
dispuesta a claudicar. Desde entonces se ha dedicado principalmente a la
actividad literaria llegando a publicar tres novelas: Cuestión de azar, En el
umbral de la hoguera y Los papeles de Bécquer.
Obra autobiográfica desde la que Josefina Molina reflexiona sobre su trayectoria y vivencias que le ha proporcionado su trabajo.
A ella se debe una nueva forma de narrar desde un planteamiento feminista que lucha por la libertad de
iniciativa de la mujer, y que ha sabido reflejar con gran acierto, rigor y
sensibilidad tanto en cine, teatro como televisión. Hasta convertirse en todo
un referente a seguir por las sucesivas generaciones de directoras y
realizadoras, merecimiento que la llevó a fundar en 2006 la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios
Audiovisuales (CIMA), de la cual es presidenta de honor, reuniendo a más de doscientas profesionales del sector
audiovisual, cuyo fin primordial es fomentar la mayor participación de la mujer
en dicho ámbito. Aparte de los numerosos premios y distinciones avalan toda su
carrera, de entre las que cabría destacar: La Medalla de Oro de Mérito a las
Bellas Artes, el Premio a Toda una Vida otorgado por la Academia de Televisión
y el Goya de Honor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de
España.
Josefina Molina al recibir el Goya de Honor de la Academia del Cine.