jueves, 31 de diciembre de 2009

TVE hacia una nueva era, de la rentabilidad social.


El 2009 pasará a la historia como uno de los más importantes en lo que se refiere a la configuración de un nuevo mapa audiovisual en nuestro país. El próximo apagón analógico en 2010, la crisis publicitaria, junto a otros factores han sido determinantes en la aceleración de dicho proceso. No es fácil hacer pronósticos ni siquiera que pasará realmente tras el apagón analógico, sólo que la fragmentación de la audiencia ya es más que un hecho y se acrecentará más, como también, las fusiones de canales formando grandes holding de cadenas de cara a su posicionamiento en acaparar la mayor parte de la publicidad, la cual cada vez estará más disputada y escasa, junto a cambios importantes en la producción audiovisual y de contenidos.


Pero quiero detenerme en un hecho que sin duda marcará un antes y un después, el fin de la publicidad de TVE, condicionando el modelo de televisión pública de nuestro país. Y aprovechando el período en que estamos caracterizado por los buenos deseos para el nuevo año, me hago la siguiente pregunta y al mismo tiempo expreso mi deseo para RTVE. ¿Hacia dónde irá o debería ir TVE? A lo primero no tengo respuesta, pero si creo tener claro hacia dónde debería ir, o al menos los principios por los que se debería regir RTVE de aquí en adelante.
 

Yo siempre he sido partidario de un modelo de financiación de la televisión pública sin publicidad, pero no estoy de acuerdo con la ley ha sacado el Gobierno de PSOE, así como la forma se llevó a cabo, pensando sólo en los intereses de las televisiones privadas de este país, sin poder contar con el acuerdo de todos los demás sujetos que de alguna u otra forma se verán afectados con esta nueva ley de financiación de RTVE, aferrándose a los deseos de un grupo de presión que conforman la agrupación de televisiones privadas, UTECA, la cual ha marcado la línea de ruta del Gobierno sacando una ley de financiación para RTVE a su medida, que lejos de potenciar su vocación de servicio público y de referente en la incentivación del audiovisual de nuestro país, la limita considerablemente no sólo en cuanto a recursos económicos sino también en cuanto a contenidos. Y claro, TVE como la más interesada fue ninguneada, a tal punto que ni a la dirección de RTVE de entonces, se la consultó siquiera cual era su parecer ante el nuevo modelo de financiación para la Corporación. Por no hablar de las asociaciones de anunciantes, de telespectadores, colectivos sociales, productores, y cualquier otra agrupación afectada cuyas propuestas fueron desatendidas. Pendiente, todavía queda el visto bueno de la Comisión Europea por el nuevo modelo de financiación de RTVE, así como en resolver ciertas demandas planteadas por las teleoperadoras que deberán aportar un porcentaje de sus beneficios a financiar RTVE. Salvando esos escollos, veo difícil una vuelta atrás. O al menos como mucho pueda retocarse la nueva ley de financiación permitiendo y compatibilizando otras vías de financiación e incluso dejar abierta a un cierto patrocinio limitado y regulado.
 

Aparte de esto, vuelvo a retomar mi pregunta y trataré de responder a cuál debe ser el modelo al que debería ir RTVE, teniendo en cuenta que el 1 de enero de 2010 RTVE ya no podrá emitir publicidad salvo los compromisos adquiridos antes de septiembre de 2009.
  

Ahora más que nunca la calidad debe ser lo prioritario de la nueva RTVE sin publicidad, y no tanto la audiencia, pues no tiene que justificar resultados ante los anunciantes, esto no quita que la audiencia siga estando presente entre sus objetivos, pero cambian los planteamientos, las bases sobre las que se tendrá que regir, ahora no será la rentabilidad económica quien guíe a RTVE sino la rentabilidad social, la competencia frente a los operadores privados debe centrarse sobre todo desde la calidad y diversidad de formatos, apostando por la innovación y por consiguiente asumiendo mayores riesgos. Y eso qué implica, que el modelo de televisión pública y por consiguiente su vocación de servicio a la sociedad debe llegar al mayor número posible de ciudadanos, por ello, el camino hacia una televisión pública minoritaria y residual no tiene razón de ser, ya que el servicio público debe siempre estar orientado hacia el conjunto de la sociedad y sólo se consigue con una televisión fuerte, bien posicionada y siga manteniéndose como referencia entre la población, pues es la máxima garante de la pluralidad, objetividad y neutralidad ideológica que debe caracterizar a todo grupo de comunicación público.

Por otro lado, debe contar con los recursos financieros suficientes y necesarios, siempre desde una gestión eficaz y eficiente, para ofrecer la mejor televisión posible, no sólo desde el punto de vista de contenidos, sino también promoviendo y favoreciendo el sector audiovisual de nuestro país, los nuevos avances que la tecnología permita, lo cual, la nueva ley de financiación la limita bastante y cuestiona si podrá llevar si quiera su vocación de servicio público con la potencialidad y fortaleza necesaria.


Informar, formar y entretener debe seguir siendo las bases sobre las que sustentar toda su programación, donde cabe cualquier formato, siempre desde la dignidad, respeto merece el telespectador, pues la programación variada debe ser una de sus máximas, ya que es la mejor forma de llegar al conjunto de la sociedad en su vocación de servicio público, con contenidos generalistas y para minorías, atendiendo a todos los segmentos de la población. Por ello, no entiendo las declaraciones de algunos responsables de RTVE, donde se habla de que tipo de espacios no tendrán cabida en RTVE cuando no tenga publicidad, me refiero, por poner un ejemplo, a las series extranjeras. Me parece un despropósito e irresponsabilidad, porque nadie más que la televisión pública la que tiene que mostrar la diversidad cultural, tanto de fuera como de dentro, eso sí apostando por contenidos de calidad. No vale ampararse sólo en tener un compromiso por la producción y el audiovisual nacional, también no hay que denostar y olvidar otras formas de creación, producción de otros países, en definitiva contribuye a enriquecer culturalmente a un pueblo, permitiendo abrir horizontes y perspectivas de mira, y así poder comparar y elegir, de otra forma el telespectador no tendrá un criterio claro sobre todo aquello que le rodea, limitándolo en un mundo globalizado.
 
Irremediablemente asistiremos a una nueva era en la historia de la televisión pública en España, de la rentabilidad social. Espero y deseo para este 2010, que los responsables actuales de RTVE crean y tengan clara la razón de ser y vocación de RTVE. 

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