Hablar de Inma de Santis es referirse a uno de esos seres especiales que de vez en cuando se asoman a través de nuestra pequeña pantalla, y consiguen entrar en nuestras vidas prácticamente sin darnos cuenta. Cuando la vi por primera vez me quedé sorprendido y cautivado ante su hermosa presencia y elocuencia en aquel programa llamado Fin de semana, donde nos adelantaba de forma elegante y sugerente la programación de TVE a finales de los 80. Sin embargo, Inma de Santis ya se había ganado la admiración de todos aquellos que la descubrieron antes en el cine y el teatro, siendo una niña rubia de ojos azules, de inocente mirada y aspecto frágil, o como adolescente audaz, inquieta y a veces malévola.
Cuando tenía asimilado su presencia y cogido el hábito de seguir, de repente desaparece para siempre entre nosotros, a la pronta edad de treinta años, en un momento dulce y prometedor en su carrera. Un fatídico accidente de coche en el desierto del Sáhara durante un viaje de vacaciones en las navidades de 1989 trunca su vida y priva a los que la conocieron personalmente de su cercanía e inmensa humanidad.
Inma de Santis, aunque su verdadero nombre es Inmaculada Santiago del Pino, siendo una niña con apenas cinco años, su madre decide llevarla a un casting se realizaba en el último piso de la recién inaugurada Torre de Madrid, y así tener ocasión de poder cumplir su sueño, ver Madrid desde lo alto.
Inma de Santis y Nino del Arco en el Niño y el Muro 1965.
A partir de ese momento Inma también ve nacer el suyo, consigue ser la elegida, entre más de dos mil aspirantes, para interpretar el papel de una niña en la producción hispano-mexicana El niño y el muro 1965 de Ismael Rodríguez, centrada en la historia de un niño en un Berlín recién dividido por el muro. A partir de entonces, directores y productores vieron en ella la niña perfecta por sus rasgos y aspecto angelical ofreciéndole principalmente papeles de niña desprotegida y frágil.
Inma de Santis junto a Julio Iglesias en La vida sigue igual 1969.
Así, la pudimos ver en La mujer perdida 1966 junto a Sara Montiel, en una película para niños y de ciencia ficción Javier y los invasores del espacio 1967, en una coproducción de aventuras El mercenario 1968, o en la película autobiográfica de Julio Iglesias La vida sigue igual 1969.
Inma de Santis en una secuencia de El otro árbol de Guernica 1969.
Del mismo año, 1969, uno de los papeles más interesantes fue el que interpretó en El otro árbol de Guernica de Pedro Lazaga, en el que se nos cuenta la historia de dos niños de Bilbao, los hermanos Santiago y Begoña (Inma de Santis) que junto a otros niños españoles son exiliados en Bélgica durante la Guerra Civil. El bosque del lobo 1970 de Pedro Olea, donde Inma hacía el papel de víctima de un criminal que interpretó José Luis López Vázquez o Goya, historia de una soledad 1971, Entre dos amores 1972 junto a Manolo Escobar, película en la que Inma interpreta a María Rivera, la hija de Gabriel Rivera (Manolo Escobar), Experiencia prematrimonial 1972 de Pedro Masó compartiendo cartel junto a Ornella Muti y Alberto Closas, fueron otras películas en las que participó a comienzos de los 70.
Si bien algunos la han calificado como niña prodigio, Inma en más de una ocasión ha dicho que en ningún momento se ha visto ni ha ejercido como tal, simplemente lo que hizo fue interpretar una serie de personajes acordes a la edad que tenía, y siempre tomándoselo como una diversión. En cualquier caso, Inma se había convertido en toda una promesa, tanto en el cine, en el teatro como en televisión, habiendo realizado a sus dieciocho años unas veintidós películas.
A mediados de los 70 y en plena adolescencia, Inma dejó de ser aquella niña angelical para crecer en talento dramático. Su creciente belleza llevó a varios productores y directores se fijasen en ella ofreciéndole participar en el cine del destape y de terror de la época, recibiendo el calificativo de Lolita del cine español, aunque ella no se reconoció como tal y evitó hacer papeles de desnudos, lo cual no fue óbice para que apareciese desnuda si resultaba necesario.
Inma de Santis y John Moulder-Brown en Juego de amor prohibido 1975.
De esta época cabe destacar títulos como El asesino de muñecas, Juego de amor prohibido 1975, en el que dos jóvenes Julia (Inma de Santis) y Miguel (el británico John Moulder-Brown), emprenden una huida en plena adolescencia con el propósito de conseguir liberarse de la autoridad familiar, Madres solteras 1974, El juego del diablo 1978, o Las flores del vicio 1979.
Inma de Santis en el Juego del diablo 1978 versión de la película El exorcista, se la llegó a comparar con la propia Linda Blair.
También participó en varias comedias y dramas, como Nunca en horas de clase 1978 de José Antonio de la Loma y Vaya par de gemelos 1978 de Pedro Lazaga junto a María Isbert y Paco Martínez Soria. Entre los dramas cabe señalar La duda 1972, junto a Fernando Rey, Ornella Muti entre otros, Leonor 1975 de Juan Luis Buñuel, una película fantástica de terror en el que pesa sobre Inma un cargo de brujería.
Inma de Santis junto a Fernando Rey en La duda 1972 basada en la novela El abuelo de Benito Pérez Galdós.
A finales de los 70, ante la falta de alicientes en lo que al cine se refiere, quedando entre las ofertas recibe, papeles que no la motivaban y que respondían siempre al mismo esquema, y su reticencia a quedarse encasillada y reducida a mujer objeto decide dejar momentáneamente el cine y cursar ciencias de la información y así poder abrir nuevas perspectivas en su carrera y cumplir su sueño, ser directora de cine, llegando a especializarse en la rama de imagen. Terminada la carrera trabajó como anotadora en una serie de películas antes de realizar su primer cortometraje, Eulalia 1985 recibiendo por él importantes premios en diversos certámenes. Más tarde rodó para el Instituto de la Mujer el corto Seis mujeres, seis 1986, así como ha escrito algunos guiones de cine.
Pilar Miró, Inma de Santis y Ramiro Oliveros durante el rodaje de la obra Humillados y Ofendidos del espacio Novela 1973.
Su incursión en la televisión vino de la mano del teatro, pasando a ser un rostro habitual de los dramáticos de TVE, en espacios como Novela, Noche de Teatro y Estudio1. Entre las obras ha realizado cabe señalar: Las Meninas, Ana Karenina, Humillados y ofendidos, El invernadero, El Burlador de Sevilla, Entre visillos, etc. También tuvo oportunidad de participar en varias series como Historias para no dormir, Cuentos y Leyendas, Los camioneros y Página de sucesos.
Primer programa de la revista de televisión, Fin de semana 1987.
Ya a finales de los 80, entre 1987-1988, dirige y presenta la revista de televisión Fin de semana. La idea vino propiciada por la propia Pilar Miró en su búsqueda de nuevos espacios para potenciar sobre todo la oferta cinematográfica de TVE. Inma de Santis recibió el encargo, pasando a emitirse en el prime time de los viernes simultáneamente tanto por TVE1 y TVE2, en poco tiempo llegó a colocarse entre los diez primeros espacios más vistos del día, consiguiendo además convertirse en uno de los de mayor fidelización entre el público.
Último programa del espacio Fin de semana 1988 de un total de sesenta y nueve y en el que Inma aprovecha el marco ofrece el museo del Ferrocarril en el Paseo de las Delicias de Madrid para despedirse y anunciar los cambios en la programación con la nueva temporada.
El éxito de Fin de semana se debió básicamente a la gran capacidad comunicativa de Inma junto a una estructura de programa sencilla pero a la vez muy trabajada, donde Inma tenía un importante papel tanto en el visionado de las películas, series y programas, en la documentación de las mismas, la creación de los textos hasta el montaje del propio programa. Su popularidad fue tremenda recibiendo cartas de admiradores ofreciéndole amistad, noviazgos y casamientos.
Inma durante la presentación del programa El tiempo que vivimos, de emisión semanal los martes en TVE2, contando con un total de treinta y siete emisiones.
Su último trabajo televisivo que le valió un gran reconocimiento fue la dirección y presentación de El tiempo que vivimos, un espacio dirigido a la gente de la tercera edad.
Quienes la conocieron, que no han sido pocos, pues tuvo la oportunidad en su corta pero intensa vida trabajar con los grandes de la escena del momento tanto en cine, teatro como en televisión. Han visto en ella a una Inma exigente consigo misma, meticulosa, trabajadora incansable, inconformista, luchadora, recelosa de su intimidad, humilde y llena de humanidad, que ha tenido siempre claro lo que no quería hacer. Sabedora en cada etapa de su vida sortear los envites y desengaños en una profesión, la de la interpretación, donde se te aparta enseguida ante el menor descuido y sin darte apenas cuenta. Sin embargo, ha sido la fatalidad que nos juega a veces la vida la que le impidió cumplir su sueño.
Este Inolvidable no sería posible de no ser por el magnífico blog-homenaje dedicado a Inma de Santis: http://inmadesantis.blogspot.com/ el cual os recomiendo visitar.